Astrolabios.

Cada disciplina tiene su propio lenguaje, su propia manera de expresarse. Y hay dos disciplinas que, en mi opinión, destacan por el sonido de sus palabras: La tauromaquia y la navegación. En el mundo de los toros encontramos palabras como bregado, garapullo, astas, volapié, monosabios o garrocha. Y en el lenguaje del mar, o la mar, según donde nos hallemos, palabras como botavara, estrobo, aparejo, gavia, obenque o tojino.

Cada palabra tiene su propio y único significado, y cada palabra no quiere significar otra cosa que lo que significa. Las palabras están hechas para comunicarse, para ser escuchadas. Y comprendidas.

La comunicación es algo bidireccional. Consiste en hablar, pero también en escuchar. Hablar siempre parece más sencillo que escuchar, y es que pocas veces se nos enseña a escuchar. Una de las claves es saber qué es lo que el otro tiene que decir, y para ello no hay nada más fácil que usar y repetir las mismas palabras que nuestro interlocutor ha dicho. Si alguien utiliza la palabra “decepción” para él significa “decepción”. No significa “problema”, ni “preocupación”, ni “malestar”. No. Significa decepción. Y si utilizamos una palabra diferente, nuestro interlocutor sentirá que no le estamos escuchando, que estamos modificando su discurso a nuestro antojo. Y tendrá razón. Quizá no lo hagamos con intención o de una manera consciente, pero ya estamos modificando su realidad, y no se sentirá escuchado.

Maga, este grupo pop español, quiso llamar a esta canción Astrolabios. No quiso llamarla de otra manera, quiso nombrarla con esta palabra tan sonora. No se me ocurre otra manera de tratar de recordarnos cómo debemos escuchar.

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